El niño vive ya en la poesía, yo soy un lente impertinente, un ojo obicuo, que desanda las calles de itaca (la habana, cuba) mi ciudad, allí están presentes, pequeños diablillos en sus travesuras, divirtiéndose, haciendo amigos, jugando antiguos juegos: el trompo, canicas, piotai, etc. no me detengo en el tiempo, los niños cubanos se ven sanos, alegres, no están tras una computadora o un TV horas y horas perdiendo el tiempo.
Los niños no mienten, tienen esa frescura y buena energía, yo mantengo ese contacto con ellos en mi trabajo diario, esté donde esté, yo siempre muevo mi cámara y están ellos, los pequeños diablillos.